IMPACTO

Juan, un joven soyapaneco de veintitrés años, ha vivido su niñez y adolescencia en esa ciudad. Como todos los jóvenes de su edad tiene mucha metas y sueños por cumplir, ambiciones que quiere realizar en Soyapango. Aunque muchos piensen lo contrario, para Juan y otros jóvenes de su generación, Soyapango es una ciudad donde se puede triunfar. Juan no quiere salir de ella, desea quedarse para transformarla. Con su ejemplo le muestra a sus familiares y amigos que a través del estudio y el trabajo duro se pueden cumplir muchas metas.

Juan estudia mucho, muy pronto quiere ser el tutor y maestro de los niños y niñas que vienen detrás de él. Su actitud y dedicación, al aprovechar al máximo las oportunidades, son una prueba de que Soyapango es una ciudad inclusiva, con espacios para crecer y desarrollarse.

Actualmente Juan es uno de los 8 estudiantes de ingeniería becados por el proyecto Alto Impacto Soyapango de la Fundación Rafael Meza Ayau y sus aliados.

Rocío llegó a la Fundación Redentor en el 2017 a través del programa redentor.net, un programa que buscaba capacitar a los adolescentes en el área de computación. Rocío nunca había encendido una computadora. Estaba iniciando su primer año de bachillerato y no sabía si podría continuar debido a los problemas económicos que su familia enfrentaba, la extrema pobreza les hacía muy difícil la vida, sin servicios de electricidad, agua potable, ni aguas negras. Además debían enfrentar los duros inviernos en una vivienda muy precaria. Una amiga le comentó de los proyectos de la Fundación Rafael Meza Ayau y Rocío acudió en busca de superación.

Se le otorgó una beca para que concluyera su bachillerato y luego se le ha seguido apoyando para que estudie Diseño Gráfico, actualmente cursa 4to. año.

A través del programa de becas Rocío se ha formado en habilidades para la vida, proyecto de vida y técnicas de estudio, herramientas que le han ayudado a mantener su rendimiento académico. Además, como parte del programa ha desarrollado voluntariado en su comunidad impartiendo talleres de dibujo y pintura a niños y niñas; y a través del Colectivo Juvenil Redentor ha gestionado eventos de arte, convivencia y proyectos medioambientales en su comunidad.

A las 5 de la tarde de un copioso día de agosto, Yasmín y su madre Rosa salieron a toda prisa para el Hospital San Juan de Dios en Santa Ana. Katherine se había caído al tratar de trepar un árbol. La pequeña de 5 años estaba herida y fracturada de su brazo izquierdo. El cuadro se veía grave. En medio de la carrera, su abuela Rosa tropezó unos metros antes de llegar al hospital. La caída hizo que la sexagenaria señora se dislocara su cadera. En esos momentos Yasmín ingresaba a la sala de Emergencia del Hospital con dos casos críticos: el de su hija y su madre.

Como en muchos hospitales nacionales, en aquella sala de emergencias había pacientes de múltiples edades, algunos con cuadros más urgentes que otros. La pequeña Katherine lloraba y gritaba de dolor, a esto se unía su abuela y su madre no soportaba la angustia de ver el sufrimiento de ambas. Dos enfermeras atendieron a la niña, le aplicaron medicación; luego continuaron con su abuelita. Siempre se le brinda prioridad a los niños, pero a veces hasta los más chiquitos deben esperar en medio de tanta tragedia.

Al ver esta necesidad en el año 2018 nos pusimos manos a la obra para diseñar un plan de renovación para el área de emergencias pediátricas d e l Hospital San Juan de Dios en Santa Ana. Junto a nuestros aliados del Ministerio de Salud invertiremos 1.2 millones de dólares, de los cuales la Fundación Rafael Meza Ayau aportará la tercera parte.

PROYECTO DE RENOVACIÓN EMERGENCIAS PEDIÁTRICAS